Criobiología para propulsar satélites espaciales

¿Sabías que las placas solares de los satélites espaciales son testeadas en condiciones de frío extremo con nitrógeno líquido en la Tierra?

Cryogas se ha especializado en proporcionar a las empresas de aeronáutica espacial los sistemas de canalizaciones de nitrógeno que se necesitan para realizar estos test de resistencia

En el ámbito de la exploración espacial, los satélites juegan un papel fundamental en la recopilación de datos cruciales para la investigación científica y la comunicación global. En el espacio, los satélites están expuestos a condiciones extremas, incluyendo temperaturas extremadamente frías que pueden afectar su rendimiento.

Es por eso que la criobiología ha entrado con fuerza en el campo de la investigación espacial, permitiendo simular y analizar los efectos del frío extremo en componentes clave de los satélites como las placas solares. A continuación, exploraremos cómo se llevan a cabo los ensayos simulando temperaturas de frío extremo con placas solares para satélites especiales y cómo esta investigación impulsa la exploración espacial.

Simulando el frío extremo

Los ensayos de temperatura extrema son vitales para garantizar el correcto funcionamiento de los satélites en las condiciones espaciales más hostiles. El frío extremo puede tener un impacto significativo en las placas solares, las cuales son responsables de proporcionar energía a bordo de los satélites. Estas placas están diseñadas para convertir la energía solar en electricidad, pero su rendimiento puede verse afectado cuando se exponen a temperaturas extremadamente bajas.

Del mismo modo, las placas sirven para poner en funcionamiento distintos sensores, sistemas de refrigeración y telemetría, como también para dar energía a los sistemas de propulsión. Por otro lado, en la actualidad, los paneles solares de las naves espaciales o satélites son ocasionalmente usados como velas solares para ayudar a los satélites a hacer correcciones menores a su órbita sin usar combustible.

Trabajo de laboratorio

En los laboratorios especializados en criobiología, se recrean estas condiciones extremas mediante cámaras de vacío que pueden alcanzar temperaturas cercanas al cero absoluto (-273.15°C). Utilizando nitrógeno líquido, las temperaturas mínimas a las que se puede llegar son -196°C.

Cabe destacar que las cámaras de vacío permiten simular el entorno espacial y evaluar el comportamiento de las placas solares a temperaturas extremas. Los investigadores pueden monitorear cómo las placas solares reaccionan al frío extremo, analizando cambios en la eficiencia de conversión de energía, resistencia estructural y otros parámetros clave.

En Cryogas somos especialistas en proporcionar a dichas empresas especializadas el sistema de canalización de nitrógeno líquido para poder llevar a cabo todos estos ensayos.

Impulsando la exploración espacial

La información obtenida a través de estos ensayos es esencial para el diseño y la mejora de futuros satélites especiales. Comprender cómo las placas solares se comportan en condiciones de frío extremo permite a los ingenieros desarrollar tecnologías más eficientes que puedan resistir las rigurosas demandas del espacio. Esto se traduce en satélites más confiables y duraderos, capaces de mantener operaciones ininterrumpidas incluso en las regiones más frías del espacio.

Además, estos ensayos también tienen un impacto directo en el desarrollo de tecnologías solares más eficientes y resilientes en la Tierra. Los avances logrados en el campo de la criobiología y su aplicación en los ensayos de temperatura extrema con placas solares pueden contribuir a la mejora de la tecnología fotovoltaica en general, beneficiando a sectores como la energía renovable y la investigación científica en entornos fríos.

Electricidad desde el espacio

Cabe destacar que el Reino Unido está desarrollando un proyecto internacional a gran escala para enviar electricidad desde el espacio a través de placas solares. UK Space Energy Initiative cuenta con el apoyo de 50 organizaciones y empresas multinacionales, entre las que destacan Airbus o la Universidad de Cambridge. El objetivo es desarrollar una gran planta solar en el espacio que pueda comenzar a enviar gigavatios de potencia a la Tierra en 2035.

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